Cómo se hace sentir el miedo
Todas las personas conocen los miedos y las preocupaciones. El miedo se manifiesta en varios niveles, que pueden ser individualmente muy diferentes. Mientras los sentimientos o pensamientos de una persona están en primer plano, otras pueden experimentar cambios físicos significativos. En consecuencia, los síntomas de la ansiedad pueden ser muy diferentes. Entre otras cosas, una zona específica del cerebro llamada amígdala es responsable de las emociones. También llamada amígdala, se encarga de interpretar las situaciones y de construir nuestra memoria corporal mediante marcadores somáticos. Ya en el útero, la amígdala está plenamente desarrollada poco antes del nacimiento y aprende a advertirnos de lo (supuestamente) amenazador a lo largo de toda nuestra vida.
La ansiedad y su sintomatología central
Básicamente, los síntomas pueden diferenciarse según las percepciones mentales y físicas.
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- Miedo a perder el control
- Pérdida de la alegría de vivir
- Miedo a caer en la agresividad o volverse loco
- Miedo a morir
- Sensación de que uno mismo no está aquí, sino lejos (despersonalización).
- Sensación de que los objetos son irreales (desrealización)
- Sensación de desvanecimiento, mareo, debilidad, inseguridad y vértigo.
Síntomas físicos:
- Náuseas, dolor abdominal, así como molestias y náuseas en la zona del estómago (sensación de inquietud).
- Hormigueo en labios, boca, dedos y piel y entumecimiento
- Escalofríos, escalofríos, sofocos
- Miedo a un infarto por dolor en el pecho
- Sensación de opresión en el pecho o la garganta, dificultad para tragar.
- Asfixia, falta de aliento, dificultad para respirar
- Reducción de la capacidad de rendimiento y concentración
- Debilidad y somnolencia
- Boca seca
- Temblor grueso o fino
- Sudaderas
- Pesadillas y trastornos del sueño
- Tendencia a empollar
- Palpitaciones, corazón acelerado o latidos rápidos e irregulares
La fuerza de las reacciones del cuerpo también depende en gran medida de la reacción de miedo respectiva. Aquí se distingue, por ejemplo, entre:
- Ansiedad y ataques de pánico espontáneos que ocurren sin desencadenantes situacionales.
- Ansiedad situacional o ataques de pánico cuya aparición depende de la confrontación con un desencadenante o estímulo específico.
- Ansiedad situacional o ataques de pánico que, aunque no siempre están asociados a un estímulo concreto, es más probable que se produzcan al enfrentarse a él.
El miedo se extiende a distintos niveles
Una zona específica del cerebro, la llamada amígdala, es responsable del desarrollo y mantenimiento de los síntomas individuales.
La amígdala controla los sentimientos y las emociones y pone en marcha procesos mentales que pueden dar lugar a reacciones corporales impulsadas por el miedo en situaciones desagradables. Los sentimientos y pensamientos (nivel subjetivo) están estrechamente ligados a los cambios físicos (nivel objetivo). Las experiencias negativas a menudo conducen a un sentimiento de abandono e impotencia a través de un patrón de pensamiento recurrente. En estos casos, la amígdala suele controlar la liberación de hormonas del estrés, que a su vez influyen en el comportamiento (parte motora).
Esto provoca reacciones de lucha o huida, patrones de comportamiento similares al pánico o incluso reacciones de evitación. La ansiedad, como emoción con condiciones físicas a veces extremas, se siente como una enfermedad; pero no tiene por qué serlo. Debe determinarse por separado si los síntomas de ansiedad son en última instancia indicativos de ansiedad patológica.
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