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Formas de satisfacción

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Cómo lograr la satisfacción y encontrar rápidamente la paz mental en momentos de estrés mediante el autocoaching EMDR.

Lograr la satisfacción con EMDR y REMSTIM 3000¿Es la satisfacción la verdadera felicidad? La pregunta en sí suele llevar a fruncir el ceño. Para acercarnos a la respuesta, es útil ordenar un poco la terminología de tres de nuestros estados mentales: la felicidad, por ejemplo, se refiere a la intensa sensación de bienestar que la gente suele experimentar espontáneamente. Es difícil que se produzca conscientemente. Un conocido de la felicidad es la alegría, que se manifiesta como un fuerte sentimiento en nosotros cuando experimentamos una situación agradable. Cuando estamos satisfechos, nos excitamos menos. El sentimiento de satisfacción es más estable que el de felicidad o alegría y dura más tiempo. No es casualidad que la palabra contentamiento lleve la palabra paz; porque la paz mental es una hermosa descripción de una mente contenta. La propia constancia del sentimiento de satisfacción sugiere que nuestra satisfacción básica es una expresión de nuestro ser; ¿posiblemente algo adquirido a una edad temprana?

Y, si es así, ¿hasta qué punto podemos influir en nuestra satisfacción?

Satisfacción: comparación entre el objetivo y la realidad

Como construcción mental, la satisfacción se revela en forma de comparación. Examinamos constantemente la relación entre nuestros deseos y su realización. Si nuestros deseos permanecen insatisfechos a largo plazo, nos volvemos insatisfechos. Si, por el contrario, alcanzamos nuestros objetivos, la satisfacción suele venir después. El repentino momento en que se cumple un deseo también suele ir acompañado de un sentimiento de felicidad, casi siempre experimentamos alegría. Cuando ambas sensaciones ya han pasado, solemos seguir experimentando una profunda satisfacción por el éxito de nuestro trabajo.

Si nuestra satisfacción nos da tanta “felicidad”, no está lejos la pregunta de qué podemos hacer para alcanzar el estado de este bienestar lo más a menudo posible. Una vez más, nuestro pensamiento nos ofrece una explicación: disponemos de dos estrategias para reducir la diferencia entre nuestras aspiraciones y su consecución: recordamos: la comparación.

[dropcap3]1[/dropcap3] Estamos trabajando para alinear nuestro estado real vivido con el estado objetivo. Esto implica trabajo y una acción decidida. Actividades que suelen provocar un sentimiento de satisfacción por sí mismas, porque nosotros mismos provocamos algo. Por supuesto, esto funciona especialmente bien siempre que nos esforcemos por alcanzar nuestro propio objetivo: trabajar como esclavos para alcanzar los objetivos de los demás es menos probable que sea uno de ellos.

Nuestros objetivos también deben ser alcanzables. Porque en cuanto nos damos cuenta de que ya no vamos a conseguirlos, nos sentimos decepcionados, es decir, insatisfechos. Quienes, a pesar de todo, se aferran a objetivos utópicos corren el riesgo de caer en una depresión extrema.

2 Y aquí es donde entra en juego la segunda vía. Es importante rebajar el listón, elegir conscientemente los deseos y evitar objetivos demasiado elevados o incluso renunciar a ellos. El resultado es una mayor satisfacción gracias a una menor diferencia entre lo que es y lo que debería ser, en teoría.

Nuestras emociones dominan nuestro estado de ánimo cotidiano

Porque lo que se olvida es nuestra limitada capacidad para manejar con calma la miríada de emociones en el viaje de nuestra vida hacia la satisfacción. Nuestras emociones dominan nuestra vida cotidiana. Si estamos relajados, somos ecuánimes y pacientes, nuestra vida cotidiana transcurre con satisfacción. Pero ay si no lo hacen. Ay de nosotros si el trabajo vuelve a no ser divertido y nos lleva demasiado tiempo, de modo que no podamos hacer nada de deporte. Ay de nosotros cuando la báscula nos marca un kilo más en vez de menos. Ay de nosotros cuando la injustificada subida del alquiler se cuela en casa o nuestro coche se ve amenazado por una costosa reparación. Por cierto, todas las comparaciones: algo es diferente de lo que debería ser, de lo que queremos que sea. Y éstas son sólo posibles adversidades de la vida cotidiana. ¿Qué ocurre cuando nuestras vidas sufren recortes más drásticos?

En la mayoría de las situaciones, los estados emocionales que las acompañan impiden afrontar con calma los acontecimientos. Ajustar o incluso rebajar nuestros estándares para recuperar la satisfacción está fuera de lugar en estos tiempos.

Pero, ¿qué podemos hacer? En esos momentos, es importante recurrir a las emociones desagradables y a las sensaciones físicas dolorosas. Éstas son -por extraño que parezca- la clave de la satisfacción. Porque si podemos calmarnos y calibrarnos de nuevo precisamente en la situación que hemos vivido al afrontarlas, no sólo nos sentimos mejor, sino que también ganamos un poco más de inmunidad ante adversidades del mismo tipo.

Como ya hemos supuesto al principio que “aprendemos” nuestro nivel de satisfacción vital a una edad temprana, es lógico que también aprendamos de niños, a través de innumerables circunstancias vitales más o menos exigentes, lo que “nos complica la vida” de adultos. Lea más sobre este tema en Disolución de bloqueos mentales con EMDR. En este sentido, una “infancia feliz” es un buen prerrequisito para una vida más satisfecha. Por supuesto, esto no excluye el hecho de que, desgraciadamente, podamos seguir arrastrando heridas emocionales o incluso cicatrices de experiencias drásticas más adelante.

Esas experiencias estresantes de nuestro pasado -mientras estén sin procesar- se almacenan en nuestro cuerpo mediante marcadores corporales emocionales (también llamados marcadores somáticos) . La buena noticia es: la respuesta “aprendida” a un acontecimiento actual que nos hace infelices y nos implica emocionalmente puede ser autoentrenada en una autoaplicación de 6 pasos utilizando EMDR y el REMSTIM 3000.

En este sentido, la respuesta a la pregunta de si podemos influir en nuestra propia satisfacción, y en qué medida, es: ¡sí, incluso con mucho éxito!

La intervención situacional en el autocoaching EMDR suele conducir a una resolución continua de los marcadores emocionales debilitantes y a la integración de la memoria que hay detrás de ellos. Este almacenamiento ordenado en nuestro cerebro como una experiencia que puede utilizarse en el futuro también refuerza nuestros recursos y nos permite afrontar situaciones similares en el futuro de forma más equilibrada y segura.

Entonces, ¿por qué pelearnos con nuestra propia insatisfacción? Al fin y al cabo, es la clave de la satisfacción: ¡utilicémosla!

(inspirado en el artículo Zufriedenheit: Das wahre Glück de Susie Reinhardt en Psychologie heute 01/2014)

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